VALEDORA FABULOCA

1. siempre he dicho que si tuviera todo el varo del mundo Las Vegas sería de los últimos lugares que visitaría (acapulco sería probablemente el último, me caga) se me hace una ciudad sin alma, un no lugar dirían algunos, además de que apostar siempre se me ha hecho un desperdicio absoluto de dinero. Pero como siempre la valedora se mordió la lengua por habladora… digamos que hasta me sangró! Ya saben últimamente me he dejado llevar por las pasiones futboleras y he terminado apostando!!! Sí yo que no tengo un varo, que remiendo mis calcetines y que me como el chicle que esta pegado debajo de las mesas (no te creas no soy TAN pobre, todavía me alcanza para mis clorets) yo apostando… gracias al ciego tuve suerte de principiante o simplemente suerte o simplemente el América apesta y Pumas llevaba dos derrotas después de dos empates y la estadística estaba de mi parte. El caso es que gané mis dos apuestas del fin de semana, una con mi tío que me debe una caguama por que sus agulillas perdieron OTRA VEZ (ya se ya se debí de haber apostado más pero mi bolsillo estaba en la ruina como de costumbre y si perdía ya no me iba a alcanzar ni pa los clorets) y la otra con Monooo, ahí sí me aloqué y aposte una peda… sí así de ambiguo y estúpido, tienen idea la cantidad de alcohol que se necesita para poner pedo a un broder que le apodan mono… ósea orangután… ósea soy enorme, en verdad pensaba fingir demencia si el Cruz Azul perdía, ahora sí iban a ver a la valedora caminado descalza por la ciuda´, o más bien no la iban a ver hasta el próximo mes que tuviera dinero otra vez. Pero sucedió lo contrario la maquina venció a los pumas 2-1 con un gol del hottie Zeballos y otro del Sr. Me estoy quedando pelón Torrado. Después de este fin de semana he pensado seriamente en mudarme a Las Vegas o de a perdis comprarme un cachito.

2. fui a tres cantinas en el lapso de dos días… ¿qué me hace eso? Una alcohólica? Un señor de 50 años? O simplemente me hace una panza de chelera de no mamar…


arroz.
la valedora tratando de seguirle el ritmo al gringo